En 1860, comenzó la construcción del primer barrio fuera de las murallas. El nuevo vecindario incluía 22 departamentos diseñados para familias y una sinagoga. La idea era que los habitantes fueran reemplazados cada tres años; a pesar de ello, debido a que era difícil convencer a la gente a mudarse allí, se decidió que las personas corajudas que se mudaran fuera de los portones de la ciudad y vivieran aquí de forma aislada, obtendrían el derecho de residencia permanente en sus hogares.
Los departamentos fueron divididos de forma igualitaria entre Judíos Ashkenazíes y Sefarditas, 10 departamentos y una sinagoga cada uno. La vida en Mishkenot Sha’ananim era mucho mejor que la de los residentes de la ciudad vieja. Las casas eran consideradas especiosas; cada departamento contaba con dos habitaciones y un patio, contrariamente a la Ciudad Vieja donde las familias se amuchaban en viviendas de un ambiente. La vida en el vecindario era dirigida por normas establecidas por sus residentes. Por ejemplo, había una regla que determinaba que los pozos y las piscinas permanecerían cerrados y la llave en manos de los administradores de las sinagogas (gabaim); y así el agua permanecía limpia. Así, no cualquiera que quisiera podría ir y tomar para sí mismo. La mejor manera de ilustrar cuanto mejor era la vida fuera de las murallas es la epidemia de cólera que estalló en la Ciudad Vieja en 1865. Los habitantes de Mishkenot Sha’ananim no fueron afectados por esa epidemia. La gente de Jerusalén decidió entonces que debería tomarse una rápida acción para permitir a que más judíos se mudaran fuera de las murallas. De aquí que la construcción comenzó en otros vecindarios más allá de los confines de las antiguas murallas.
En la Guerra de Independencia, la Haganah hizo explotar el alto del molino de viento y estableció una posición en su parte superior. Los británicos fueron conscientes de ello y la destruyeron por medio de una explosión controlada, y luego reconstruyeron la sección dañada.
Actualmente, las casas de Mishkenot Sha’ananim son el hogar de varias instituciones relacionadas a la actividad artística y cultural, incluyendo el Centro de Música de Jerusalén donde estudiantes de música se encuentran con músicos renombrados de todo el mundo.
El Centro Jerosolimitano de Ética también tiene su hogar en Mishkenot Sha’ananim. El resto de las casas se han convertido en el Centro de Conferencias Konrad Adenauer, bajo la supervisión de la Fundación de Jerusalén.

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