Una tumba familiar magnífica del período del Segundo Templo, según los investigadores, se piensa que la tumba pertenecía a la familia de la reina Helena. En el siglo XIX, excavó en el lugar Félicien de Saulcy un arqueólogo francés que llevó los sarcófagos (ataúdes) al Louvre (museo en Francia). En uno de los sarcófagos está el nombre de la reina Elena, lo que testimonio que el lugar es una tumba judía antigua. A la entrada de la tumba hay grandes baños rituales, mikve, utilizadas por los peregrinos a Jerusalén. En el año 1874, la francesa Berta Levy compró el lugar con la ayuda del consulado francés y lo donó a los rabinos de Jerusalén para dejar el lugar en manos judías. Por diversas razones el complejo está registrado a nombre del Consulado francés y hoy en día hay pleitos por la propiedad del mismo para volverlo a manos judías.
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